Un dios salvaje. Opinión

 

Un dios salvaje

No siempre es fácil adaptar una obra de teatro al lenguaje cinematográfico, ya que habitualmente se cae en el popularmente llamado “teatro filmado”. Sin embargo, cuando en la ecuación no sólo tienes un estupendo libreto (una obra de Yasmina Reza) sino que el director es uno de los grandes (Polanski) y colocas en escena cuatro estupendos actores (Foster, Winslet, Reilly y Waltz) es prácticamente imposible que las cosas salgan mal. Éste es el caso de ‘Un dios salvaje’, el último film de Roman Polanski, grabado en dos únicos espacio y con sobriedad fílmica, pero para nada un film menor.

‘Un dios salvaje’ se apoya en un buen guión (adaptado para el medio por Polanski y la propia autora del original), una puesta en escena eficaz y un cuarteto de buenos intérpretes para crear un filme divertido a la vez que hiriente, que pasa como un suspiro. Cine en estado puro, sin artificios, y con la genial capacidad de arrancarte unas cuantas carcajada a la vez que te deja, tras la proyección, pensando en algunas cuestiones fundamentales de nuestra existencia.

¿Qué pasa cuando dejamos de lado las buenas formas, la diplomacia, el “quedar bien” con el prójimo, y nos dejamos llevar por lo que sentimos y pensamos de verdad? A esta pregunta responde muy bien ‘Un dios salvaje’, mostrando unas actitudes que aunque cómicas no son para nada extremas, ya que el interruptor que nos hace pasar de la cordura a la locura hay veces que se activa sin más.

 

Un dios salvaje

Un cuarteto de auténtico nivel

Si en otros actores el resultado podría haber resultado histriónico, el cuarteto elegido por Polanski está contenido dentro de la exageración, y sabe sacarle su jugo a todos los personajes, en un in crescendo muy bien medido. Así, desde un inicio nos olemos la personalidad de cada uno de los cuatro personajes, pero Foster, Winslet, Reilly y Waltz son capaces de irlos revelando por capas, logrando así una mayor comicidad y hacen que resulten caracteres detestables pero a la vez identificables, y es que todos tenemos alguna de las características negativas de estas dos parejas de progenitores enfrentados y, de darse el caso, es probable que actuásemos como ellos.

Se puede acusar a ‘Un dios salvaje’ de no ser tan transgresora como aparenta, de ser una versión ‘light’ de ‘El ángel exterminador‘ de Luis Buñuel, pero creo que Reza jamás buscó eso en su texto, sino simplemente mostrar comportamientos perfectamente justificables en determinados contextos, reconocibles para el público potencial de sus obras (la clase media con cierto nivel cultural) y ser capaz de generar cierta reflexión, cotidiana pero preocupante, evidente pero a menudo invisible.

En este sentido son muy ilustrativas las secuencias inicial y final del filme, las únicas rodadas en exteriores, donde se nos muestra que a pesar de la tempestad las aguas vuelven a su cauce, que el orden de las cosas se pervierte pero que el ciclo del comportamiento siempre se reinicia hasta que se suceda un nuevo cataclismo emocional. Y es que, admitámoslo, todos tenemos un poco de Penélope, Michael, Nancy o Alan.

 

Mi puntuación: 8

 

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3 comentarios sobre «Un dios salvaje. Opinión»

  1. A mi también me pareció una muy buena película, divertida, hiriente y más compleja de lo que parece a primera vista. Además, es una de aquellas películas en las que todo lo que puede salir bien, sale bien: el reparto está espléndido, Polanski sabe sacarle todo el jugo (cinematográfico) a la puesta en escena y el guión es divertido y certero. No todos los días da uno en una sala de cine con una película como ésta.

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