Django desencadenado. Opinión

 

Django Desencadenado

Después de muchos años coqueteando con el western, ejemplo de ello son los memorables arranques de Kill Bill: vol.2’ y ‘Malditos Bastardos, Quentin Tarantino tenía una oportunidad de oro subiéndose a lomos de un género tan goloso como complicado. Sin embargo el autor de Knoxville siempre se le ha caracterizado por romper los esquemas más tradicionales del cine, y en su último film, no iba a ser menos.

Siempre he considerado a Tarantino un experto elaborador de ensaladas cinematográficas, (apoyado en su enciclopédica memoria cinéfila), cogiendo elementos de unos y otros films, y mezclandolos y sazonando a su gusto, casi siempre con éxito. Ese fue el secreto de una fórmula, tan eficaz como limitada, sin embargo le valió para conseguir colocar varias sus películas entre las más icónicas y referenciales de los últimos veinte años del cine norteamericano.

En ‘Django desencadenado’, el tema de la venganza vuelve a ser el eje central, y a pesar de que no es ni nuevo, ni original, (el western y en especial el spaguetti-western utilizaba las “vendettas” casi como denominador común), encaja perfectamente para sacar adelante una historia ambientada en el sur sacando punta al tema del esclavismo de principios de siglo veinte.

Django Desencadenado
Jamie Foxx y Franco Nero

Un western “made in” Tarantino

Tarantino lo considera un “Southern” aprovechando algunos de los rasgos más míticos del western italiano, ya sea a nivel técnico (el uso excesivo del zoom), o a nivel argumental como la entrada de unos personajes crueles y salvajes (atención al ‘cameo’ del Django original, el actor Franco Nero). Todo mezclado con elementos muy reconocibles del género Blaxploitation, dando cabida a un protagonista de raza negra que monta a caballo, mata blancos sin piedad y se ríe en la cara de los mitos del western americano, bien podría ser un antepasado de Shaft’.

Esta curiosa combinación cristaliza en el apartado musical, donde se cruzan por primera vez, el funk y el Hip Hop con las piezas a piano de los compositores Luis Bacalov y Ennio Morricone. Por supuesto añadiendo además gratas dosis de violencia desmedida y sin ningún tipo de auto-censura, algo que no me parece criticable, puesto que si algo deja muy claro el realizador es que lo que vemos es ficción, y por si fuera poco de un tono semi-paródico y artificial. La violencia de ‘Django’ no daña la vista, es perfectamente asumible.

Como suele pasar en sus últimos filmes, existe un exceso de metraje, puesto que a pesar de que la historia no lo necesita, se antoja difícil otra manera de encajar tanto diálogo, y en eso el realizador de ‘Reservoir Dogs’ parece muy escrupuloso, sus líneas parecen intocables. Y hablando de líneas, por primera vez en el universo ‘Tarantiniano’ la narrativa es lineal, y salvo algún que otro flashback esporádico no existen saltos espacio-temporales en la historia, con lo que se elimina el componente episódico tan característico de su cine.

Django Desencadenado

Un reparto de muchos quilates

Pero si por algo vale la pena el gasto de la entrada, es por ver el trabajo de los actores. Otra cosa no, pero Quentin sabe parir personajes que valen la pena, y ‘Django desencadenado’ no es una excepción, incluso muy a pesar de un acartonado Jamie Foxx que no aprovecha lo que debería con un protagonismo que quizás le viene grande.

Sin embargo sí que lucen tablas como deben tanto Christoph Waltz, en papel del tranquilo mentor y escudero Dr. Schultz, como Leonardo DiCaprio en el papel del villano esclavista francófilo Calvin Candie, en un duelo interpretativo de alto standing. Y sin olvidarme del pequeño pero brillante papel de Samuel L. Jackson, que si bien hace un par de décadas hubiera interpretado segurísimo a Django, no puede quejarse con uno de los personajes más rocambolescos y contradictorios de los últimos años, Stephen, su aparición en el último tercio, todo un acierto para la cinta.

Django Desencadenado

Una cinta plausible, pero menor

El principal problema para el realizador ‘Jackie Brown’ es que en este filme ya no sorprende como antaño, aunque sigue siendo cine de lo más disfrutable y entretenido, da la sensación que desde los volúmenes de ‘Kill Bill’ se está conformando con películas de menor calibre a lo que estábamos acostumbrados y se limita a realizar filmes por y para sus fans (entre los que incluyo). Prueba de ello, es que ya no sólo copia de sus referentes, se empieza a copiar a sí mismo, y esto no sé si es un ejercicio de ingenio o vanidad, ya que varias escenas de ‘Django desencadenado’ nos resultan muy familiares y con un aire de ‘deja-vu’ dentro de su corta e intensa filmografía.

La conclusión es que Quentin se ha encadenado a Tarantino, una especie de madurez inversa, que le llega de sobras para realizar filmes plausibles y por encima de la media, pero una decepción para los que estábamos esperanzados de que el nivel de (trascendencia) de su cine iría in-crescendo.

 

Mi puntuación: 6,5

 

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