Hace casi un año que se cerró el arco del Torneo de Poder en la serie de anime de Toei ‘Dragon Ball Super’ con varias certezas: principalmente que la obra creada por Akira Toriyama, pese al paso de los años, goza de una segunda juventud y que está lejos de ser un producto solo para nostálgicos. La prueba es que ya se avecinan numerosos proyectos de la franquicia en el futuro.
‘Dragon Ball Super: Broly’ es el resultado de un éxito que traspasa generaciones, un nuevo largometraje (título número 20) con Goku, Vegeta y compañía para delicias de la legión de fans que habitan en todo el mundo. Esta historia sigue la línea argumental de la serie y convierte en canónico a Broly, el super saiyan legendario, que hasta ahora solo habíamos podido ver en otras películas de la saga.
Por lo tanto se trata de un reinicio o reinvención del personaje por parte de un Toriyama que firma el guión de la cinta. Un libreto que destaca por su simpleza, un humor algo infantil (habitual en la serie), la incursión de nuevos personajes femeninos y algo de incoherencia por parte de su propio creador. Eso sí, la acción no falta en absoluto.
Recuerdos de infancia en el planeta Vegeta
La trama arranca justo tras el nacimiento de Broly, Goku y el nombramiento de Freezer como tirano sucesor del imperio galáctico. Es a través de estos personajes que se estructura y se construye la historia. En este primer acto conocemos más detalles de los hechos que transcurrieron poco antes de la destrucción del planeta Vegeta: La actitud beligerante de un joven Freezer o el receloso talante del rey Vegeta hacía el poder latente del recién nacido Broly, así como la vida familiar de los padres de Son Goku/Kakaroto y las verdaderas razones del porqué su exilio al planeta Tierra.
Un fragmento que destaca por un tipo de animación sencillo, muy similar al actual estilo de dibujo del propio Toriyama pero que queda compensado por ser el segmento más sólido a nivel de guión. Queda bien resuelto todo el fragmento de la huida de Paragus con su hijo Broly, sin embargo el momento en que llega la destrucción del planeta de los saiyans todo se soluciona de un modo apresurado, muy lejos de la intensidad dramática vista en el episodio especial ‘Dragon Ball Z: El último combate’ centrado en la figura de Bardock, padre de Goku. ¿Quizás nos lo explicarán mejor en edición extendida?
Un nuevo temible adversario para nuestros héroes
El segundo acto se desarrolla en la actualidad (en la linea cronológica de la serie) con Goku y Vegeta con sus habituales sesiones de entrenamiento en compañía de Bulma, Bra, Wiss y Bills. Mientras, viajando en el espacio, tenemos a un resucitado e indultado Freezer que está conspirando de nuevo para reunir las bolas de dragón y pedir un curioso deseo.
Por otro lado nos volvemos a encontrar con un Broly adulto, un auténtico animal salvaje que ha forjado su poder criado en un entorno hostil y bajo el yugo de un estricto padre. En este punto, Toriyama aprovecha para introducir nuevos personajes secundarios a la trama como Beriblu, Kikono, Chilai y Lemo todos ellos súbditos del ejército del emperador de la galaxia, estos dos últimos además reclutarán tanto a Broly como a su padre para poder enfrentarse a sus mayores enemigos.
Lo mejor de este segmento es constatar tanto la mezquindad del personaje de Paragus hacía su hijo, un Broly, que con unas pocas escenas, ya queda mejor trazado como personaje que la irracional bestia inhumana que vimos en anteriores películas. Así como el carácter maquiavélico y caprichoso del tirano Freezer, confirmando que se trata del villano con más carisma de toda la historia de la serie.
La madre de todas las batallas
Finalmente todos los personajes principales cruzan sus caminos y se reencuentran en la Tierra, concretamente en un entorno helado. Un lugar idóneo donde se da paso a una cruenta batalla que enfrenta a Goku y Vegeta contra este nuevo adversario saiyan, que una vez allí y liberado de toda sumisión es libre de desatar su auténtico poder al máximo.
En este punto aparece alguna pequeña incoherencia interna, (Spoiler) como la transformación de Vegeta en Super Saiyan Dios, cuando no se ha mostrado nunca en el anime (aunque sí en el Manga) y el nivel inconmensurable de poder por parte de Broly (que se puede justificar con su nueva condición de canónico).
Animación en su máximo esplendor
Llegados a este punto ya sólo queda el deleite de varias batallas completamente entregadas al fan-service (en el mejor sentido de la palabra). Acto en el que Toei pone toda la carne en el asador y bajo la astuta dirección de Tatsuya Nagamine (que ya fue el encargado del primer enfrentamiento Jiren-Goku en la serie) nos ofrece unos combates dinámicos y excelentemente animados (¿Los mejores de la franquicia?), en lo que se ha definido en redes como un “si pestañeas te lo pierdes”.
Con un diseño de personajes mucho más cuidado y detallado, una magnífica mezcla de luces, coreografías brillantemente ejecutadas y toda la gamma de colores posible, los guerreros hacen gala de sus múltiples transformaciones y técnicas de combate. Todo aderezado por las épicas piezas sinfónicas compuestas por Norihito Sumitomo.
El aspecto negativo es que algunas escenas quedan manchadas por la tosca implantación de un CGI, que no mejora en absoluto la calidad de el trazo al estilo clásico. Además el clímax queda algo alargado y la resolución de tal combate es de lo más previsible, siendo lo que hemos visto casi siempre en la filmografía de Dragon Ball.
¿Desluce el resultado final? No tiene porqué. Y es que estamos ante un producto algo por encima de la media de la franquicia, muy superior a los últimos largometrajes pero sin ser el mejor de toda la historia. Al menos, en nuestra humilde opinión.
Un producto 100% disfrutable (para fans de Dragon Ball)
En definitiva, ‘Dragon Ball Super: Broly’ tiene sus pros y sus contras, y no, no es Shakespeare precisamente, pero tampoco lo pretende. No deja de ser un producto de anime shonen creado y hecho para satisfacer a la masa de fanáticos en todo el mundo de la basta obra de Akira Toriyama que suma y suma generación tras generación. ¡Y qué por muchos años dure!
El filme lo vimos en la versión doblada al catalán (que es como la disfrutamos en nuestra infancia) y sólo queda felicitar el excelente y entregado trabajo de actores como Marc Zanni, Joan Sanz, Josep Maria Mas o Marçal Navarro por nombrar algunos.