El actor supo combinar con mucho acierto comedia y drama y nos dejó grandes papeles
Ha fallecido a los 63 años Robin Williams. El popular actor fue encontrado muerto en su apartamento aparentemente por suicidio. Lo último que sabíamos de él es que había ingresado en una clínica de desintoxicación para prevenirse de su adicciones a las drogas y el alcohol, superadas hace décadas, pero de las que temía una recaída.
Robin Williams inició su carrera en Hollywood a medidas de los 70. Su primer papel destacado fue ‘Popeye’ (1980) de Robert Altman, una extrañísima y poco acertada versión del mítico tebeo. A pesar de no ser un éxito este filme lo catapultó a la fama y a una carrera donde mezcló sabiamente todos los géneros.
En su faceta cómica lo recordaremos como un crecido Peter Pan en ‘Hook’. Y, como no, poniendo voz al genio de ‘Aladdin‘, uno de los mejores secundarios del cine de Disney. Su faceta más histriónica pudo liberarla en papeles como los de ‘Jumanji’, ‘ ‘Flubber’ o ‘Señora Doubfire‘.
Sus papeles más recordados, haciendo de profesor
Como actor dramático destacó en los 80 y primeros 90 con ‘Good Morning, Viertnam’ o ‘Despertares’, aunque su gran salto se produce con su impecable actuación como docente en ‘El club de los poetas muertos’. A esta le seguirían roles cómicos, dramáticos y mucho doblaje, hasta llegar a la cima en 1997 consiguiendo un Oscar por encarnar a otro profesor, aquel que potencia el talento de un joven Matt Damon en ‘El indomable Will Hunting‘.
Durante las siguientes décadas se seguiría moviendo con comodidad entre todos los géneros, incluida la ciencia ficción o la intriga. Así fue el robot más entrañable en ‘El hombre bicentenario’ pero también nos causó pavor como el inquietante psicópata de ‘Retratos de una obsesión’.
Durante los últimos años se dejó ver menos, centrándose en trabajos de doblaje como el del simpático pingüino Lovelace de ‘Happy Feet’ o en papeles cómicos como el de la saga ‘Noche en el museo’, cuya última parte está pendiente de estreno.
Como curiosidad cabe decir que Robin Williams tiene una hija llamada Zelda, nombrada así por la devoción que su padre sentía por la saga de videojuegos de Nintendo ‘The legend of Zelda’.
Robin Williams nos dio grandes momentos en el cine y, como nos pasó hace unos meses con Phillip Seumour Hoffman tenemos la impresión de que nos ha dejado demasiado pronto… ¡hasta siempre, Robin!
Completamente de acuerdo con la reseña final, nos ha dejado demasiado pronto y vamos a añorar su presencia con nuevos papeles en la gran pantalla.