Incluso las películas más irregulares de Woody Allen son buenas películas. Aunque esta frase suene a tópico es cierta cuando viene del maestro neoyorkino, y dentro de este grupo podría pertenecer ‘Café Society’, el filme que nos trae en 2016.
Si bien esta historia de amor ambientada en los glamourosos años 30, no entrará dentro del top 10 de su filmografía es una película agradable, melancólica, con unos protagonistas muy jóvenes pero un toque crepuscular (recordemos que Allen tiene ya 80 años).
El amor en los tiempos del Hollywood dorado
‘Café Society’ es la enésima radiografía de Allen sobre el amor, aunque esta vez no el maduro o desengañado, sino el que se siente en los primeros años de la edad adulta y de cómo éste evoluciona con el tiempo y las circunstancias. Para ello se vale de una pareja protagonista en auge, los jóvenes Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, en dos papeles que respiran una inocencia que se va perdiendo a lo largo de los años (¿acaso no es eso madurar?).
Si bien los actores funcionan por separado (a pesar del esfuerzo de Eisenberg por ser un Allen de los 70 y de los tics habituales de Stewart) no me acabo de creer su química; el amor del uno por el otro se representa como algo difuso, no como esa pasión que perdurará a lo largo del tiempo a pesar de las ideas y venidas.
Se agradece la falta de azúcar, pero falta algún momento álgido que nos haga sentir el mútuo encaprichamiento de la pareja protagonista. Allen suple estas escenas con un narrador ominisciente muy poco cinematográfico y muy literario (el propio Allen no acreditado) cuya única función es ahorrarnos esas escenas que justificarían el enamoramiento paulatino de los protagonistas.
Por suerte este romance a medio gas se ve ve amenizado por los guiños al mundo del cine clásico y una puesta en escena bien heredada de éste y con una banda sonora que es puro jazz. Los cinéfilos más clásicos, aquellos que han crecido con los melodramas y las comedias de los 30 y 40, seguro que lo disfrutan tanto como lo que Woody Allen disfrutaría rodándola.
Galería de secundarios Allen
Como en muchas películas de Allen, el show lo roban unos personajes secundarios mucho más carismáticos que el dúo protagonista: Steve Carell en su papel de magnate de Hollywood y alma atormentada por el amor cumple, demostrando otra vez el buen actor que es; y la familia entera del protagonista, típicos judíos de clase media-baja (bien podrían ser la familia real de Allen), resulta entrañable y ofrece un toque cómico necesario. También cabe destacar la luz que desprende el personaje de Blake Lively (vista recientemente en ‘Infierno Azul‘).
Eso sí, si bien la trama del ascenso social de nuestro protagonista convence no lo hace tanto la trama gangsteril impulsada por el hermano mayor del chico: si la analizamos no influye para nada en la historia central, resulta mera anécdota incluso en su momento más dramático. ¿Quizás la introdujo Allen porque, como todos los que somos fetichistas del Hollywood clásico, no concebimos unos años 30 sin esos gangsters con sombrero de ala ancha y cara de pocos amigos?
Una brisa eternamente primaveral
‘Cafe Society’ muestra unos años 30 de luz y color y un clima templado que no se ve alterado ni en la escena de fin de año en Nueva York (ya sabemos por otras películas el frío que hace en NYC en Navidades). Esta estética es un reflejo de la película, un divertimento ligero sin ser frívolo, una brisa de aire fresco, justo como lo eran las películas de “amor y lujo” de la época que Woody Allen retrata en el filme.
Sí, no es la mejor película de Allen, pero ojalá tengamos películas como las suyas por muchos años entre la jungla de blockbusters sin sustancia que nos rodea.
Lo mejor
La galería de secundarios
La fastuosa ambientación de los años 30
Amena y ligera, pasa como un suspiro
Lo peor
Falta algo de química entre la pareja protagonista
La trama gangsteril no aporta nada a la trama
¿Era necesario el narrador?