Hablamos de ‘El Camino: Una película de Breaking Bad’

Pinkman en 'El camino'

Poco más se puede decir del impacto que supuso una serie como Breaking Bad, un auténtico fenómeno de masas mucho más allá de modas, y que ya pertenece por méritos propios al olimpo de la ficción televisiva. Vince Gilligan y su equipo realizaron -en cada una de sus cinco temporadas- una obra redonda que mezclaba drama, comedia y trama criminal con una narrativa sólida y ritmo envidiable. Y no sólo eso, la serie nos regaló la perfecta construcción a fuego lento de un villano temible.

Que un tipo tan miserable como Walter White/ Mr. Heisenberg, consiguiera lograr no solo empatizar con el público, sino ser idolatrado a niveles mesiánicos no es cualquier cosa, y es que probablemente, el personaje encarnado por Bryan Cranston ha sido el mejor protagonista en ficción televisiva desde el Tony Soprano de James Gandolfini en los noventa.

La serie cerró en 2013, con un final que dejó satisfechos a la mayoría de fans. Sin embargo, pese a que la conclusión selló impecablemente el destino de Walter, quedaron dudas por resolverse. ¿Qué ocurrió finalmente con Jesse Pinkman? En ‘El Camino’ se resuelven las dudas con el foco centrado en su personaje en fuga tras los sucesos del final de la serie.

Pinkman (Aaron Paul) consigue huir del zulo donde fue encerrado obligado a cocinar metanfetamina. Mientras todo Albuquerque le sigue la pista, él necesita conseguir dinero urgentemente para poder dejar atrás un pasado absolutamente traumático.

Jessie Pinkman amenaza con una pistola

Para todo seguidor de ‘Breaking Bad’, ‘El Camino’ no es más que un esperado epílogo para un personaje que se lo merecía -aunque llegue algo tarde-, pero Gilligan demuestra que conserva pulso narrativo y mantiene los elementos que funcionaron años atrás en la serie; hay emoción, tensión, persecuciones y Paul está de lo más convincente en el que es y será el papel de su vida.

Sin embargo la trama no acaba de enganchar del todo, no sólo porque ya no tenemos Bryan Cranston que era el alma mater de la serie, sino que el nivel de la trama del filme es mucho más simple de lo que eran la mayoría de episodios en el formato televisivo, seguramente porque el hábitat era perfecto y daba espacio a multitud de personajes y sus conflictos. En el filme todo queda mucho más encorsetado, y hay que “conformarse” con la travesía emocional de Pinkman.

A pesar de ello, es justo premiar el trabajo de Aaron Paul, al que vemos entregadísimo y consigue mantener la atención de todo lo que le ocurre a su personaje. Un Pinkman que ha evolucionado enormemente desde aquel chaval malhablado, ambicioso e impetuoso de la primera temporada. Ahora estamos ante un hombre silencioso, atormentado y desconfiado, una especie de cowboy solitario al estilo Sergio Leone, que ha aprendido forzosamente del mundo hostil que le rodea y se ha convertido en un experto en supervivencia. Sin embargo aún conservar ciertas dosis de humanidad, y viniendo de donde viene… le engrandece.

Aaron Paul y Jesse Pleamons sentados en el maletero

‘El camino’ no es droga dura como lo fue ‘Breaking Brad’ si acaso, un pequeño viaje con algún que otro subidón memorable. Y es que estamos ante un regalo en formato de álbum nostálgico de Vince Gilligan a los fans, un episodio extra para volver a pasear por el universo de la serie sin manchar su legado.

Además, el protagonismo absoluto de Paul, sirve como homenaje a esos gloriosos secundarios de los que pocos se acuerdan pero que tienen gran parte de culpa del éxito del producto: cameos deliciosos como Robert Foster -en su último papel en vida-, Jesse Plemons, Jonathan Banks, Krysten Ritter, Charles Baker o Matt Jones que también dejan su leve impronta en una despedida que también les pertenece.

Y W.W.  por supuesto.

La película ya está disponible en Netflix.

 

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