Hablamos de ‘Glass’ (Cristal), los hombres extraordinarios de M. Night Shyamalan

Samuel L. Jackson
Samuel L. Jackson es Don Cristal (Mr. Glass)

Hace 19 años un incipiente M. Night Shyamalan sorprendió a propios y extraños cuando presentó ‘El protegido’ (‘Unbreakable’) un enigmático thriller que arrancaba con un nacimiento accidental. Hecho para nada casual, ya que en realidad formaba parte de la visión particular de la creación de un superhombre, centrado especialmente en la figura de David Dunn (Bruce Willis).

Pero lo que nadie se imaginaba era que el cineasta tenía planes para volver a enlazar con ese universo que ya creíamos muy lejano, hasta que vimos ese “twist” final de ‘Múltiple’ (‘Split’) con la aparición inesperada del propio Dunn contemplando la fuga de un enemigo temible: ‘La horda’. Un momento (de euforia) que nos volvía a conectar de lleno a esa historia. Se iniciaba así la cuenta atrás para presentar la última página de un tríptico cinematográfico muy singular.

Y es que ‘Glass’ es una secuela atípica, su título hace referencia a “Don Cristal” (Samuel L. Jackson) el antagonista de ‘El protegido. Se trata del tercer personaje clave dentro de esta historia con individuos fuera de lo normal sumándose a ‘La horda’ (James McAvoy) y ‘Overseer’ (Willis).

Bruce Willis
David Dunn es ‘El protector’ (‘The Overseer’)

Un cinta “comiquera” con la firma Shyamalan

El realizador de ‘Señales’ se atrevió en su momento a crear una historia de héroes de cómic en una época en la cual este tema no estaba en absoluto en auge y lo hizo con un retrato muy personal e intimista, alejado de toda épica (hablamos más de ello, aquí).

‘Glass’ en cambio, bien podría aprovechar el rebufo del boom del cine de superhéroes pero este realizador siempre suele nadar a contracorriente. Con un filme como este, era fácil caer en la tentación de lo ordinario y haber apostado por una cinta típica de estudio con más acción y músculo.

Sin embargo Shyamalan está más interesado en la mitología del cómic y prefiere centrarse en realizar un psicoanálisis exhaustivo de unos individuos que aparentemente son extraordinarios. Planteando incluso la posibilidad que esa singularidad tenga una explicación racional, fuera de elementos sobrenaturales.

A pesar de esta premisa central, la cinta guarda numerosos homenajes a los superhéroes de papel, mostrando lugares y situaciones comunes vistas antes en viñetas. No solo la institución donde lleva años encerrado Mr. Glass vendría a ser una especie el Arkham Asylum de Gotham City, sino que los protagonistas se muestran como auténticos paradigmas del género superheróico con matices propios.

 

Samuel L. Jackson, Bruce Willis, y James McAvoy

Analizando los arquetipos del filme

En primer lugar aparece David Dunn (a.k.a ‘The Overseer’) dueño de una empresa de seguridad que utiliza sus “poderes” para seguir los pasos de Kevin Wendell Crumb, un perturbado que tiene veinticuatro personalidades. Dunn es un personaje con un pasado traumático, taciturno pero con un compañero infatigable (su propio hijo). Posee un gran sentido de la justicia por lo que nos encontramos con un arquetipo similar a Batman, también tiene toques de Superman, como la innata invulnerabilidad (no sufre dolor físico) y además posee su propia kriptonita particular (El agua).

Por otro lado surge el propio Crumb o ‘La horda’ (partiendo de la base que son varios tipos de personaje en uno) que sigue en libertad, campando a su anchas y secuestrando jóvenes “puras” como alimento de su alter-ego: “La bestia”. Si nos centramos en ésta (la personalidad malvada y dominante) nos encontramos ante un villano tipo animal/soldado, un ser que se ha transformado en un portento físico y su habilidad principal es el combate cuerpo a cuerpo. Su poder también viene derivado de un momento traumático y no es consciente del todo de ser una amenaza. Estamos ante un carácter fácilmente manipulable, para convertirlo en aliado y todo una bomba emocional, similar a personajes de cómic como Hulk o Venom.

Finalmente aparece Don Cristal, que sigue recluido desde hace años tras los hechos acontecidos al final de ‘El protegido’. Se trata de un personaje aparentemente débil que basa todo su poder en su intelecto y carisma. Una mente maestra megalómana, fría y calculadora que sabe manejar todo tipo de situaciones. Habitualmente resulta ser el reverso de perfecto del héroe, y a la vez, tiene un vínculo emocional muy poderoso con él, muy de archivillano clásico. En los cómics se podría a equiparar a personajes como Lex Luthor u Ozymandias.

Una triada de personajes conectados y destinados a encontrarse, todos ellos contienen varios puntos en común y en base a esa conexión se desarrolla y avanza la trama; los tres son fruto de una situación traumática en sus vidas y en gran medida gracias a ese dolor han conseguido desarrollar otras habilidades. Además han consolidado su personalidad (o personalidades) gracias a los vínculos (familiares o no) con otros personajes.

Sarah Paulson
Sarah Paulson es la Dc. Ellie Staple

La importancia de las relaciones interpersonales

Secundarios que son piezas clave en el relato dramático: Dunn tiene a su hijo Joseph (Spencer Treat Clark) como aliado esencial, una unión no solo familiar, la fe ciega que tiene en su padre es primordial para entender como se comporta éste. Por otro lado la señora Price (Charlayne Woodard), madre de Elijah, es la modelo referencial e iniciática en el mundo ficcional del cómic, un apoyo incodicional que se mantiene, pese a todo, con los años. Finalmente Casey Cooke (Anya Taylor Joy) única superviviente del secuestro por parte de ‘La horda’ en ‘Múltiple’, un personaje atrapado en el síndrome de Estocolmo, ya que logró empatizar con él(ellos), a sabiendas que ambos habían padecido infancias terribles.

Pero si hay un personaje esencial en ‘Glass’ esa es la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson), ya que funciona como nexo entre todos ellos. Una enigmática psiquiatra que logra capturar a los personajes para situarlos frente a un espejo de realidad y cuestionar la percepción que tienen de sí mismos. Un juego mental dentro de ese hospital psiquiátrico donde el propio Shyamalan como buen prestidigitador que es, pretende manipular las emociones de un espectador que no sabe ubicar bien un filme que navega continuamente entre realidad y fantasía.

Bajo esta hipótesis… ¿la cinta funciona? Aunque es cierto que tiene altibajos a nivel de ritmo (especialmente entre el primer y segundo acto), argumentalmente se sostiene firme. Además cuenta con dos actores veteranos (Willis y Jackson) servidos a la causa que ya atraen sólo con su presencia. Pero fundamentalmente apuesta una vez más por un actor en estado de gracia como James McAvoy que si en ‘Múltiple’ sacaba registros para dar y tomar para enseñarnos las diferentes personalidades de ‘La horda’, aquí los amplifica añadiendo un nivel de interpretación física digna de elogio.

James McAvoy
James McAvoy es ‘La horda’

Una cinta a tener en cuenta… según el cristal con que se mire

Estamos ante cine 100% de autor, con un presupuesto muy modesto para un producto de estas características (20 millones de dólares) y lejana a los convencionalismos del cine de Hollywood. Shyamalan recurre a sus habituales bazas: Sugestionar al espectador, usar movimientos de cámara inusuales, escenas de acción fuera de foco, uso repentino de flashbacks, el uso de la psicología cromática (color) como elemento diferenciador y por supuesto los famosos giros argumentales tan enraizados (y esperados) en su filmografía. Estos llegan en un gran clímax y aunque alguno es más forzado de lo habitual, sorprenden y te hacen replantear todo lo vivido.

Si bien es cierto que Shyamalan no alcanza con ‘Glass’ las cotas de genialidad, frescura y lucidez de ‘El protegido’ si que enlaza y cierra con éxito su particular trilogía de héroes y villanos. También es innegable que esta cinta no funcionaría como pieza única, ya que cobra todo el sentido tras el visionado de su fragmentos predecesores (en una mini-serie de cómic sería el 3er volumen de 3).

Seguramente esta película satisfará a la mayoría de fans del realizador hindú y por ende del género fantástico, así como probablemente será rechazada por el resto. En nuestra opinión estamos ante una secuela honesta, narrada e interpretada de un modo admirable, a medio camino entre cinta fantástica y thriller psicológico fuera de toda norma.

 

Sarah Paulson

 

En un mensaje final (no carente de ingenuidad) ‘Glass’ ensalza y reivindica todo aquello que es extraordinario (incluso diferente) en un mundo que suele hacer bandera de la mediocridad. No deja de ser una visión del arte (y de la vida) más desencantada y cínica por parte de un cineasta que ha madurado a base de dolor… y realidad.

 

 

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