Hablamos de… ‘Predator’ de Shane Black

The Predator (2018)

Reiniciando una franquicia en peligro de extinción

‘Depredador’ es una de esas películas que siempre entran en la lista de deseos culpables ochenteros. Acción por un tubo y ciencia-ficción con altas dosis de testosterona. No en vano el protagonista fue un consolidado actioner de la época como Arnold Schwarzenegger y dirigida por uno de esos realizadores especialistas del género, John McTiernan (‘La jungla de cristal’).

Sin embargo, el icónico cazador espacial nunca llegó a demasiado más. Pese a contar con una salvable secuela, lo que vino después no estuvo a la altura… ni ese crossover con Alien en ‘AVP’ y ‘AVP2’, ni la infame cinta de 2010 producida por Robert Rodríguez, le hicieron justicia a un personaje tan querido por los fans del Sci-Fi.

Pero finalmente el proyecto lo ha resucitado un referente de los ochenta como el realizador y guionista Shane Black (‘Dos buenos tipos’) que en su momento firmó los guiones de la franquicia ‘Arma Letal’, ‘El último Boy Scout’ o ‘El último gran héroe. Le acompaña en el libreto otro tótem como Fred Dekker (‘Una pandilla alucinante’, ‘El terror llama a su puerta’).

Boyd Holbrook y Jacob Tremblay en The Predator (2018)

¿Depredador o cazador?

La cinta arranca a saco: una nave depredadora entra en la órbita terrestre precipitándose a tierra. Mientras un francotirador llamado Quinn McKenna (Boyd Holbrook) está en medio de una misión cuando la cápsula de escape del Predator casi le alcanza. McKenna investiga el terreno y consigue varios utensilios del equipo del alienígena, enviándolos por correo a un lugar aparentemente seguro, su casa. Allí su hijo autista Rory (Jacob Tremblay) abrirá el paquete y encontrará un nuevo jueguete con el que experimentar.

Mientras esto sucede, una experta bióloga llamada Casey Bracket (Olivia Munn) es reclamada para examinar el cuerpo del depredador caído. Al mismo tiempo McKenna es capturado y llevado a un autobús de reclusos militares: Nebraska (Trevante Rhodes), Coyle (Keegan-Michael Key), Baxley (Thomas Jane), Lynch (Alfie Allen) y Nettles (Augusto Aguilera) toda una pandilla de lunáticos cada cual más carismático. Tras la fuga del depredador (no es spoiler, sale en el tráiler). Todos se unirán al ranger para tratar de alcanzar a su hijo antes que el depredador lo cace.

 

Thomas Jane Keegan-Michael Key Boyd Holbrook Augusto Aguilera y Trevante Rhodes en The Predator (2018)

Una divertida actualización del universo Depredador

‘The predator’ no da concesiones: es macarra, divertida, violenta, con diálogos punzantes y con un ritmo incesante. Pronto nos damos cuenta que hay que dejarse llevar y no tomársela demasiado en serio. Sin embargo, y aunque apuesta por un estilo artesanal (efectos especiales y maquillaje serie B, fotografía tenebre), tampoco se queda en la mera imitación burda o parodia del cine de acción palomitero de los ochenta.

Cierto es que la estructura del guión de Black y Decker parece más simple que el mecanismo de un yoyó, pero ejecutar esto con eficacia no es tan fácil. El realizador entiende lo que busca el público en una producción como esta y se lo sirve en bandeja. Es por eso que se toma sus molestias para construir mínimamente a unos personajes (ese grupo de reclusos bien parece sacado de una cinta del maestro John Carpenter), como para que tengamos cierta empatía hacia ellos por si acaso el depredador los aniquila.

Sin embargo no se demora demasiado en ello, y la acción está presente durante todo el metraje. Para conseguir este equilibrio, necesitas de un buen reparto y diálogos escritos con ingenio.

Olivia Munn y Boyd Holbrook en The Predator (2018)

Un híbrido entre comedia negra y acción serie B fantástica

Entender el tono es la clave para salvar de la quema un film con más aciertos que errores (que también los tiene, claro). Black deja atrás las pretensiones de otras sagas alienígenas (Alien Covenant…¡snif!) agrupando muchos de los clichés del cine de género fantástico haciéndolos suyos y dándoles su toque cínico más personal. Aunque por momentos se pase de frenada tirando del exceso.

De todos modos, la película no se queda solo en guiños y homenajes, ya que desarrolla la trama de saga para hacernos entender un poco más los objetivos y pretensiones del antagonista. Es por eso que el realizador de ‘Ironman 3’ añade la idea de hibridación, los diferentes tipos de alienígenas y sus conflictos, e incluso la osadía de incluir licencias tan arriesgadas como ¡perros predator! (al fin y al cabo todo buen cazador tiene a su perro de caza) elementos que van apareciendo sin caer en el más absoluto de los ridículos. ¿O somos muy benévolos?

Predator Depredador (2018)

Un clímax algo pobre y atropellado

¿Entonces es Predator la película que estábamos esperando? No del todo. Desafortunadamente la cinta coge tanta velocidad que se accidenta sin remedio en su parte final, dejando un mal regusto. No solo porque sucedan cosas de lo más inverosímiles (algo que perdonamos en sus primeros compases, con los personajes moviéndose de aquí para allá como pollo sin cabeza y entrando de lleno en el juego del monstruo). Sino porque incluso a nivel técnico parece otra cosa; direccion nerviosa, un montaje apresurado y cortes de edición sin venir a cuento. No sabemos si esto se debe como resultado de las peleas que tuvo Shane Black con la FOX, una falta de presupuesto o de inspiración por parte del realizador. Aunque si a estas alturas has entrado en el juego, la caída puede que duela menos.

En todo caso, a pesar del bajón final y el sinfín de situaciones absurdas, este film es una disfrutable secuela del universo depredador. Tiene un olorcillo a comedia negra serie B, con un aire ligero y gamberro, gore, repleta de personajes carismáticos y un ritmo que no da tregua. Si eres fan del fantástico, y no buscas demasiada trascendencia… te entretendrá seguro y sino. ¿Qué demonios haces viendo una película de cazadores espaciales?

Cartel de Predator (2018)

 

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