A priori, un filme con un título tan poco afortunado como este, (no tanto su título original ‘The rise of the planet of the apes’), está destinado entre el fracaso más absoluto y una clara indiferencia. Se podría (mal)pensar que o bien es un remake innecesario de la película de culto de 1968 ‘El planeta de los simios’ u otra revisión del mismo clásico de Franklin Schaffner, desenterrándolo del baúl de la 20th Century Fox, con el fin de hacer algo de caja.
Y quizás el objetivo era esto último, sin embargo esta última aventura (que podría considerarse precuela), triunfa mucho más de lo que cabía esperarse y se convierte en uno de los blockbusters más entretenidos y con más miga de los últimos tiempos.
¿Cómo consigue tal propósito?, en principio aprendiendo de los errores, estando muy lejos del ‘reboot‘ rodado por Tim Burton de 2001, una película pensada para reventar taquillas con un gran reparto (pero poco inspirado), con unos excelentes efectos de maquillaje (de manos del mítico Rick Baker) y sin embargo carente de personalidad (extraño con un director como el autor de ‘Big Fish’), y con un guión simple, previsible y a ratos absurdo.
Idea clásica con una nueva fórmula
Pero no sólo se aleja de esta cinta, sino que también se desmarca en cierta manera de la franquicia original, a pesar de que pueda enmarcarse dentro del mismo arco argumental, ya que las referencias al clásico sólo se hacen visibles a través de pequeños guiños que nos van ofreciendo a pinceladas durante su metraje. (En forma de frases, nombres de personajes y reseñas sobre cierto viaje espacial accidentado).
Quizás una de las claves ha sido darle el proyecto a un director como el británico Rupert Wyatt que apenas había destacado con su ópera prima ‘The escapist’, pero que demuestra su talento durante todo el filme, como si de un veterano se tratase, sobre todo sabiendo explicarnos una historia, que a pesar de que todos conocemos el final, continua siendo emocionante. Todo ello gracias a un gran sentido del ritmo y un montaje efectivo que nos va transportando, sin prisa pero sin pausa, a un clímax espectacular, llevándonos al límite en ese magnífico escenario como es el puente del Golden Gate de San Francisco.
Pero donde más destaca este film, (y a pesar de ello no sale dañado), es en sus efectos visuales, donde la compañía Weta Digital hace gala de su maestría con la captura de movimiento (que ya vimos en ‘Avatar’) y nos muestra unos simios casi tan reales, que en muchos momentos uno se olvida del ordenador. El CGI les da vida, veracidad y no sólo eso, también personalidad, convirtiendo la rebelión del último acto en uno de los momentos más logrados de la historia del cine digital.
Andy Serkis, el mejor actor para personajes digitales de la historia
Sin embargo seriamos injustos sino le diéramos gran parte del mérito a Andy Serkis, encarnando de modo magistral al personaje del simio César, hilo conductor del filme y obsequiándonos con su continua evolución durante todo el metraje. Somos testigos de un proceso de madurez y humanización tan convincente que probablemente la academia debería crear un nuevo apartado para premiar la labor de este actor (no olvidemos que también fue ‘Gollum’ en ‘El señor de los anillos’, ‘King Kong’ y el futuro Capitan Haddock del próximo film de ‘Tintín: el secreto del unicornio’).
Quizás la pega quede en algunos personajes secundarios, que si bien el filme deja claro que los protagonistas son otros, quedan deslucidos y demasiado estereotipados, sobretodo el papel de la bella veterinaria interpretada por Freida Pinto (‘Slumdog Millionaire’) que parece metido con calzador.
Sin embargo James Franco (‘127 horas’) cumple correctamente en su papel de Will Rodman, joven científico investigador sobretodo gracias a la creíble relación paterno-filial con César. Y por supuesto John Lithgow (‘En nombre de Caín’) en un papel agradecido como el de padre del protagonista, aquejado de la enfermedad del alzheimer, motivo por el que Will experimenta con primates.
Los seres humanos por este camino… estamos condenados
En este punto vale la pena hacer una reflexión, ya que sin duda ‘El origen del planeta de los simios’ además de ser concebida como un espectáculo de ciencia ficción con relativas pretensiones (sobretodo si tras el éxito, llegan las secuelas).
También da lugar para el debate ético-moral del trato de animales como “conejillos de indias”, frutos de experimentos que a priori se realizan para causas bienintencionadas (como la cura de enfermedades). Pero el ser humano por naturaleza es un ser corrompible ante conceptos como el poder, la avaricia y la codicia entre otros, que distorsionan tales propósitos poniendo en grave riesgo el avance en estos campos. Es evidente que cuanto más se humaniza César, más deja en evidencia ciertas condiciones humanas, tan primigenias como para cuestionarnos si no estamos destinados por naturaleza a un futuro apocalíptico.
Mi puntuación: 7,5
interesante mas que la pelicula el analisis haces de ella
Durante la primera mitad del metraje la peli es muy interesante (rollito cinentífico y tal). Pero poco a poco se va conviertiendo en un mero homenaje al 3D, en un alarde de artificios y acción.
Explica cómo los simios alcanzan una inteligencia equiparable a la humana, pero eché en falta un poco de explicación, de detenimiento en el exterminio de los hombres.
Tal vez haya segunda parte.
Una pelicula algo cuestionada antes de su estreno, mas por su necesidad que de otra cosa. No se si necesaria o no pero a mi me gusto y quede con ganas de mas.
Una precuela para algunos algo innecesaria, pero creo que para todos entretenida. Merece la pena verla si te gusto la anterior pero tampoco esperando grandes cosas.