Cuando normalmente hablamos del mundo de la animación por ordenador, rápidamente nos vienen a la cabeza Pixar y sus filmes, por su perfecto equilibrio entre lo comercial y la calidad de sus productos. Algunos de ellos (‘Up’, ‘Wall-E’) ya han sido catalogados por la crítica más especializada como referentes en su género.
El mayor competidor del líder Pixar no es otro que Dreamworks Animation con el ogro verde ‘Shrek’ como filme abanderado de la compañía, y si bien es cierto que el nivel de resultados económicos de sus películas es excelente (la saga ‘Shrek’ ha amasado a falta de la cuarta entrega, la escandalosa cantidad de 2.203.206,138$), la calidad de las mismas deja muchas dudas en el aire, con una tendencia casi ‘marca de la casa’ de parodiar otras películas (sin importar el contexto), un humor de risa fácil y un contenido dramático que brilla por su ausencia.
Sin embargo después de ver ‘Como entrenar a tu dragón’, y de las pocas expectativas y los muchos prejuicios con los que iba a visionarla (siendo un fan absoluto de Pixar como soy), se puede decir que Dreamworks Animation ha dado en el clavo para empezar plantar cara a su máximo rival.
Un filme con claros referentes
¿Cómo batir al rey de la animación? Pues volviendo a los orígenes, contando una historia a la antigua usanza, con claras pinceladas al estilo Disney e intentando (y consiguiendo) a la par emocionarnos y fascinarnos visualmente, cuidando mucho un guión, que a pesar de tener ciertos tópicos, se utilizan de manera elegante e inteligente para que sumen en lugar de restar.
Mencionaba a Disney y no en vano, pues los directores del filme: Chris Sanders y Dean DeBlois fueron empleados de dicha compañía y firmaron la curiosa y simpática ‘Lilo y Stitch’ (curiosamente el dragón protagonista tiene un ligero parecido con el pequeño extraterrestre) y está claro que aprendieron qué elementos ‘disneyanos’ podían ayudar a mejorar la calidad del producto que tenían entre manos, pues hablamos de una adaptación de un cuento juvenil de la escritora Cressida Cowel, (que si tiene éxito en taquilla no dudo que se convertirá en una franquicia).
También la película hace referencia (que no parodia) a otros títulos de aventuras fantásticas, más clásicos (‘La historia interminable’ y ‘E.T’) más actuales (‘Harry Potter’) e incluso recuerda a otro brillante film de animación (’El gigante de Hierro’), sin embargo está cinta tiene luz propia, y se sostiene por sí misma.
Una trama de fantasía y aventuras
La historia está enmarcada en las legendarias luchas entre dragones y vikingos en la imaginaria isla de Mema (Berk en la versión original), y se centra en las aventuras de Hippo (Hiccup) un joven que se aleja del prototipo del guerrero vikingo, pues es temeroso, débil y torpe, pero con una inteligencia, habilidad y una sensibilidad especial. Eso le enfrenta constantemente con su padre y líder de los vikingos, el bravo Stoicko (Stoick the Vast) que espera de él un digno sucesor en la batalla contra los monstruos alados. El chico, con la idea de no decepcionar a su progenitor, crea un arpón con el que poder cazar al más peligroso de los dragones, el desconocido ‘furia nocturna’ y una noche de asedio de los citados monstruos logra atrapar a uno de ellos.
El chico a sabiendas de su hazaña se pone en búsqueda de su presa y con la idea de volver al poblado como un héroe, sin embargo cuando encuentra al animal herido, es incapaz de rematarlo y en lugar de eso, lo libera. A partir de entonces Hippo diariamente cuidará del lastimado ‘Desdentao’ (Toothless) con la intención de aprender de él para utilizarlo en la batalla, y gracias a la relación que establece con el animal, aprende la mejor manera de domar a los dragones, así lo demuestra en el entrenamiento con los otros chicos de su generación (y ante su mirada incrédula) candidatos a ser vikingos.
Poco a poco se dará cuenta que los dragones no son tan fieros enemigos como parecen ser y que responden a una fuerza mayor, y que en el fondo son criaturas que tienen tanto miedo como los humanos, y solo se defienden de los ataques vikingos.
Puntos fuertes y débiles de la cinta
Es destacable el diseño de los personajes, tanto de los vikingos como los de las diferentes y variopintas especies dragón. La mejora en la técnica animada también es notable (las texturas de la piel, las expresiones de las caras, la animación de los vuelos de los dragones…), así como una aplicación del 3D que se usa al servicio de la historia y una banda sonora preciosa (con influencias de música celta) de mano del compositor John Powell (‘Happy Feet’, ‘Kung Fu Panda’).
Desdibujada queda la pequeña historia de amor entre el pequeño protagonista y Astrid, una joven valiente candidata a vikinga, así como la relación con su duro padre obsesionado con vencer la guerra a toda costa y, sobre todo, algunos personajes secundarios que no acaban de tener peso y quedan en el olvido.
Pese a algunos pequeños defectos, el filme tiene muchas virtudes. La evolución de la relación entrañable y casi simbiótica de Hippo y ‘Desdentao’, las escenas de acción del asedio de los dragones al poblado, la entrada a la cueva de los dragones (dónde se descubre el porqué de sus ataques), el divertido entrenamiento con los jóvenes aprendices a guerrero, la batalla final con el gran dragón y los momentos de alto vuelo a los lomos del pequeño ‘furia nocturna’ son sencillamente espectaculares, pero por encima de todo una escena final valiente, emotiva y que encogerá el corazón de mayores y pequeños.
Una producción animada al nivel de las mejores
‘Cómo entrenar a un dragón’ es en definitiva un filme de animación notable, con escenas memorables, que entretiene y mantiene el tipo durante sus noventa minutos de duración y nos habla de la amistad, la confianza, la fe en buscar otros caminos y la realidad que podemos aprender los unos de los otros (seamos quienes seamos) y sacar lo mejor de nosotros mismos. Esperamos que Dreamworks continúe por este camino en sus futuros proyectos animados, por lo que deseamos la mejor de las suertes a nivel comercial para esta película. Sin duda se lo merece.
Mi puntuación: 8