Sitges 2010: ‘Outrage’. Opinión

 

Un momento tenso

Muchos fans lo daban por perdido, pero Kitano ha vuelto a las andadas. Y es que aunque queramos justificar la faceta más personal del director, hay que reconocer que sus tres últimos filmes ‘Takeshis’’, Glory to Filmmaker!’ y ‘Achiles and the Tortoise’ estaban muy lejos del genio creativo que había caracterizado a Kitano en los últimos tiempos. Cine auto-referencial, excesivamente críptico, mezclando conceptos típicos del cine de autor con gags más propios de su época en ‘Humor Amarillo’, estas tres últimas películas no convencieron ni a sus más acérrimos fans ni a los cinéfilos en general.

Afortunadamente (al menos para sus admiradores y su bolsillo) Kitano ha regresado al cine de yakuzas, ese que le dio sus primeros éxitos (‘Violent Cop’) y que era motivo central de películas que le hicieron llegar a lo más alto del pabellón cinéfilo, como la estupenda ‘Sonatine’ o esa joya del cine de los 90 que fue ‘Hana-bi: Flores de Fuego’ y que ganó importantes y merecidísimos premios.

Pero la diferencia entre esta ‘Outrage’ y ‘Hana-bi: Flores de Fuego’ es muy palpable, y es que si la primera desprendía poesía por los cuatro costados, en su último filme Kitano se deja de esas nimieces, de colocar sus cuadros entre secuencia y secuencia, de utilizar la música como un recurso narrativo más, de hacer que cada muerte signifique algo más que planos ensangrentados. ‘Outrage’ tiene buen hacer cinematográfico, pues en ella reconoceremos las constantes estilísticas de Kitano, pero no se anda con chiquitas, no pretende mostrar la realidad del yakuza como más de lo que es (o el nos hace creer que es).

 

Outrage

Kitano vuelve al género que se siente más cómodo

Así, la nueva película de Takeshi Kitano es esa historia de traiciones y muertes a doquier que esperábamos ver, un tour de force de diálogos claros y escasos y de secuencias de torturas en las que nos sentimos el torturado, pues si algo sabe hacer Kitano es darle carnalidad a su violencia, hacer que la sintamos aunque (por suerte) estemos muy lejos de vivirla.

No, no faltan sangre, no faltan muertes míticas, pero sí falta, por ejemplo, esa secuencia de playa que esperamos ver en sus películas, o planos más largos, menos narrativos, quizás, pero que nos inducen, más si cabe, en esa espiral sin fin que vive todo aquel que entra en el mundillo de los yakuzas.

‘Outrage’ tiene sus aciertos, como ese humor negro nada forzado (como las situaciones que vive el diplomático extorsionado por los yakuzas), estupendas secuencias de muerte (más que de acción) y un ritmo pausado a la par que intenso, pero está lejos de dejarnos ese poso que lograron anteriores filmes suyos, donde contar una historia de yakuzas era lo de menos, pues de lo que nos hablaba el maestro Kitano era de muerte, de soledad y de la imposibilidad de redimirse. Eso sí, la película da lo que queríamos, pero a estas alturas, en la carrera de Kitano y más después de su época “oscura” esperábamos un poco más, sólo un poco más.

 

Mi puntuación: 6.5

 

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