‘Ace Attorney’ es una popular saga de videojuegos para Nintendo 3DS sobre juicios que ha tenido un gran éxito en Japón y fuera de él. Por eso tarde o temprano la adaptación fílmica era inevitable. Pero un trabajo así no era fácil para nadie, ¿cómo mezclar la exagerada estética manga con un melodrama judicial que de repente tiene giros de guión humorístico? Pues contratando a un todoterreno como Takashi Miike.
El genial Miike, que es capaz de dirigir en un año un drama sobre samuráis, un musical juvenil y una comedia loca, es el hombre perfecto para adaptar ‘Ace Attorney’ sin caer en el ridículo. Para ello el director no se corta en usar la narrativa clásica de una obra sobre juicios y mezclarla con las salidas hacia la comedia absurda y una estética donde lo normal es que el fiscal vista ropas decimonónicas, los abogados luzcan peinados imposibles y el público asistente al juicio parezca salido de un desfile de moda del modisto más underground.
La saga ‘Ace Attorney’ (más conocida en occidente como ‘Phoenix Wright’, nombre del abogado protagonista) tiene ya 4 juegos a sus espaldas, sin contar la subsaga de Miles Edgeworth, fiscal y amigo/rival de Phoenix, y el spin-off ‘Apollo Justice’. Vamos, que si la jugada le sale bien a Miike tiene adaptaciones para rato. Por ello esta película cubre solamente los dos principales casos del primer juego y hace los mínimos cambios en el guión (solo algún cambio en el perfil de algun personaje y poco más), cosa que los fans más acérrimos de la franquicia seguro que agradecen.
Múltiples guiños al fan del videojuego
‘Ace Attorney’ es quizás demasiado larga (sobrepasa las dos horas de metraje), pero no resulta en ningún momento aburrida gracias a su agilidad en el melodrama judicial y de investigación, enmarcado en un mundo ficticio donde los juicios son exprés y acusación y defensa solo disponen de tres días para poner sus cartas sobre la mesa. Así la película nos narra estos tres días en la corte, las investigaciones de Phoenix y alguna que otra trama secundaria que es un guiño a los otros casos del videojuego.
También es un guiño continuo al espectador fanboy todo el juego de metalenguaje que usa Miike: Phoenix se toma antes de lanzar una prueba el descanso que se tomaría un jugador en su consola, y la manera de presentar pruebas de acusación y defensa es, cuanto menos, espectacular, vamos, muy de videojuego también. Por si fuera poco abundará el confeti ante veredictos positivos para nuestro protagonista y las coletillas como el “¡Protesto!” clásico de los juegos aparecerán cual onomatopeyas en la pantalla.
Un divertimento desacomplejado
‘Ace Attorney’, igual que el juego en que se basa, se toma en serio a si misma solo a ratos. Eso es muy propio en los juegos japoneses, donde pasamos del drama más descarnado a la comedia absurda en escasos segundos. Y gracias al pulso de Miike esto aquí funciona muy bien, en una película que si bien peca de metraje extremo y un desenlace un tanto previsible, resulta muy entretenida, siempre que decidas entrar en su juego de metalenguaje y cero complejos, claro.
Mi puntuación: 7