A poca gente se le escapa que ‘Drácula’, de Bram Stoker (1897), fue
una de las novelas más influyentes no solo en la literatura universal. Sin embargo su éxito no fue inmediato, y su verdadero impulso llegó tras su adaptaciones a teatro y cine. Las influencias del autor, más allá de la figura histórica de Vlad Tepes III el empalador, tuvieron mucho que ver con mitos del folclore irlandés. Este hecho va ligado a la historia de ‘Boys from County Hell’, situado en la pequeña localidad de Six Mile Hill, lugar que explota la figura del novelista como reclamo turístico.
La trama del filme sigue a Eugene Moffat, un joven sin demasiadas motivaciones más allá de divertirse con sus amigos lugareños y beber pintas en el pub local: el “Stoker”. Además tiene una relación complicada con su padre, Francis, con el que trabaja a diario como operario de carretera. Ambos ponen en jaque al pueblo cuando, tras realizar un trabajo de excavación, despiertan a un vampiro ancestral irlandés.
El ataque de los vampiros rurales
La cinta, co-escrita y dirigida por Chris Baugh (‘Bad day for the Cut’) y -basándose su propio corto homónimo-, lejos del romanticismo de los clásicos, se instala en un terreno que mezcla los filmes de folk-horror, el misterio y la comedia negra vampírica.
La principal virtud del filme es que intenta alejarse de los estereotipos y tótems de las típicas cintas de “chupasangres” y crea sus propias reglas. Poco a poco vamos descubriendo que ni estacas, ni cruces, ni la luz del sol son elementos que se puedan tomar mucho en cuenta para combatir a un enemigo que la mayoría parte del tiempo se muestra oculto.
Sin embargo, la cinta también tiene sus sombras. A pesar de estas nuevas premisas y alguna escena emocionante, al guión le falta algo de punch, quizás porque se enreda demasiado ahondando en el drama humano de unos personajes, que aunque tienen cierta solidez, no acaban de enamorar al espectador.
Los intérpretes cumplen con su papel, no tanto Jack Rowan (‘Beowulf: el regreso’) actor principal al que le falta algo de carisma, pero sí secundarios como Nigel O’Neill (‘La libreria’) o Michael Hough (‘Grabbers’) que encajan perfectamente en su rol como padre y mejor amigo del protagonista.
Buenas ideas, resultado irregular
Tras un gran arranque y con dos primeros actos más que correctos donde se nos presentan los personajes, sus anhelos y problemáticas con su vida de campo y la irrupción a cuentagotas de los vampiros… su desenlace -que coincide con el encuentro con el monstruo- resulta un segmento más previsible y convencional de lo que cabría esperar.
Es innegable que la cinta tiene sus momentos de interés -especialmente, cuando aparecen los engendros- pero se diluye entre fallidos conflictos familiares cuando por tono y por temática daba lugar para jugar a ser una comedia más macarra -al estilo Edgar Wright o John Landis– y aprovechar algo más la vía del misterio de los antiguos mitos de Irlanda.
En definitiva, ‘Boys from County Hell’, es un cúmulo de buenas intenciones e ideas más o menos ingeniosas para una temática tan trillada, pero se queda un poco en tierra de nadie, en ese cóctel de géneros que le hubiera sentado bien más… “mala sangre”.