Cosmética del enemigo

Amelie Nothomb es una de las novelistas más exitosas de la actualidad. Con su estilo entre poético y descarnado ha llamado la atención de millones de lectores cansados del best-seller de siempre. Casi 20 años después de su publicación, el catalán Kike Maíllo adapta al cine ‘Cosmética del enemigo‘, uno de sus libros más populares, un thriller que en su adaptación a la pantalla mantiene la tensión, aunque pueda resultar previsible a ratos.

Tomas Kotz y Athena Strates nos ofrecen un estupendo duelo interpretativo

Un extraño encuentro entre dos extraños

Jeremiasz Angust (Tomas Kotz), prestigioso arquitecto, pierde un vuelo de París a Varsovia por culpa de una joven, Texel Textor (Athena Strates), que lo aborda para compartir taxi. Lo que empieza siendo un encuentro casual se convertirá en un auténtico viacrucis para el hombre, ya que su extraña nueva amiga le tiene preparado un juego muy macabro.

‘Cosmética del enemigo’ nos introduce pronto en la acción, ofreciéndonos el preámbulo justo -el mundo de éxito pero de soledad de Angust- y un rápido encuentro con la misteriosa Texel. El nombre de la joven no es casual: como le cuenta al arquitecto eso de “textor” viene de texto, y la palabra “texto” proviene del verbo “tejer”, que es justo lo que hará la chica: hilvanar varias historias para sorprender a Angust…. ¿y también al espectador?

Ambientada casi en su totalidad en la zona VIP del aeropuerto de París, los poco más de 85 minutos de ‘Cosmética del enemigo’ nos introducen en unas historias cada vez más inquietantes. Al principio Texel no parece más que una veinteañera algo pesada que quizás se siente atraída por el maduro Jeremiasz, ¿quizás una femme fatale de la generación Z?

Pronto, afortunadamente, veremos que no van por ahí los tiros. De hecho, en el libro, Texel no era una chica atractiva si no otro hombre y más mayor, cosa que con el cambio no afecta; es más, a ratos puede enriquecer la acción (sobre todo por ciertas cosas que cuenta Texel a Jemeriasz y no estamos acostumbrados a ver ni oír en una mujer).

¿Qué hay de cierto en las historias cada vez más desagradables que cuenta la chica al arquitecto? ¿Qué hay del personaje de Marta Nieto, protagonista de una de estas historias?

¿Qué hay de verdad en las historias que cuenta Texel?

¿Realidad o ficción?

A ‘Cosmética del enemigo’ se le nota la raíz novelesca. Se trata de una película principalmente de duelo dialéctico donde los dos intérpretes principales mantienen muy bien el tipo. Esta puesta en escena, también muy teatral, se ve interrumpida por momentos con la acción que cuenta Texel y que nos muestra las situaciones que… ¿vivió? ¿imaginó? ¿se las oyó a otra persona y las reproduce?

Así, en determinado punto, ‘Cosmética del enemigo’ reta al espectador a comprender lo que está pasando y lo hace en un punto donde ya andamos muy enganchados a su trama. Es en este punto (o quizás un poco antes) es cuando el cinéfilo más avezado ya se podrá imaginar cómo acaba todo. Aún así, lo que quede de metraje resultará lo suficientemente atractivo para verlo hasta el final.

Eso sí, en el desenlace, ‘Cosmética del enemigo’ decae un poco. No tanto por la trama en sí, si no por la insistencia de Maíllo de explicarnos qué ha pasado, con flashbacks accesorios y mucha voz en off. Esta reiteración puede ser necesaria, quizás, en un formato de serie de televisión, pero en una película que no llega a los 90 minutos sobra, y más en una del género thriller, donde el espectador ya va preparado a entender ciertos giros de guion y situaciones enrevesadas.

Nos preguntamos cómo hubiesen resuelto esta última parte cineastas muy avezados en la intriga, como Brian de Palma o Roman Polanski. Y es que es obvio que Kike Maíllo se ha inspirado en estos dos cineastas (sobre todo en Polanski) para hilvanar su película, tanto a nivel formal como estético.

Kike Maíllo se inspira en maestros como Polanski para su ‘Cosmética del enemigo’

Entretenida y algo tramposa intriga al alcance de todos

Puede que ‘Estética del enemigo’ no sea el thriller sorprendente de la década. Puede que sus situaciones nos suenen de otras películas y que tenga un guion con algunos recursos tramposos. A pesar de todo esto se trata de una película de buena factura y bien interpretada, lo que la hace tener cierto magnetismo al alcance de todos los públicos que busquen un filme entretenido.

Lee más críticas de Sitges 2020.

Comentarios de Facebook

Deja una respuesta