Para todos aquellos que seguimos el universo cinematográfico Marvel, es fácil señalar el personaje que ha sido más maltratado tras más de una década de adaptaciones comiqueras: Thor. A pesar de protagonizar varios films y tener apariciones importantes en ‘Los vengadores’, el personaje interpretado por Chris Hemsworth, ha tenido la desdicha de formar parte de la saga más desafortunada y anodina.
Cambio radical para Thor
En Marvel Studios eran conscientes de ello y tenían claro que necesitaban un cambio. Aprovechando el tirón de ‘Guardianes de la Galaxia’, han querido dar un volantazo a la franquicia y cambiar el tono de ‘Thor Ragnarok’. En manos del realizador neozeolandés Taika Waititi (autor de ‘Lo que hacemos en las sombras’), esta secuela se aleja del estilo sobrio y “Shakesperiano” del Kenneth Branagh de la primera película.
Ya desde la primera escena vemos a un Thor chistoso y socarrón, vacilando al terrible demonio Surtur y ajusticiando a sus esbirros al son de “Immigrant Song” de Led Zeppelin . Una declaración de intenciones que demuestra que esta cinta, apuesta por un humor gamberro, o mejor dicho, una acumulación de gags cada cual más infantiloide. Esta tercera parte del dios del trueno nada tiene que envidiar a las “Spoof movies” de Zucker y Abrahams en los ochenta.
La trama de ‘Thor Ragnarok’ vuelve a visualizar los eternos conflictos familiares de los dioses nórdicos. Con un Odín exiliado, los hermanos Thor y Loki ven amenazada su vida en Asgard con la llegada de Hela, la diosa de la muerte (en realidad hermana mayor de éstos). Tras una cruenta batalla (donde Thor pierde su martillo, Mjolnir) en intramundos, la nueva villana se hace con el poder enviando a los protagonistas al (ochentero y “kitsch”) planeta Sakaar. Allí la supervivencia y el regreso al hogar se decidirá en un circuito de gladiadores gobernado por un extravagante gran maestro. Nuestro protagonista se encontrará con un viejo aliado y conocerá a una mujer Asgardiana con los que tratará de hacer equipo y detener los planes maléficos de su hermanastra.
Aterrizando en el Planeta Hulk
¿Qué es lo más destacado del film? Desde la llegada a Sakaar y la aparición del atormentado héroe protagonizado por Mark Ruffalo, la película sube de nivel y se hace más entretenida. Suma el impacto visual de un Hulk gladiador en el campo de batalla, y porque además es el más reconocible de todos los superhéroes que aparecen en pantalla. Volvemos a ser testigos, aunque sea de modo fugaz, de esos dilemas internos de la dualidad Banner/Hulk y que contrastan con los personajes como Thor o Loki, caidos lamentablemente en la autoparodia más ramplona.
Chris Hemsworth, más allá de exhibir músculos (y un nuevo look) se le ve cómodo en el nuevo registro, aunque no deje de escamar (especialmente a los marvelitas más puristas) ver a un Dios del trueno tan infantil y burlón. Tom Hiddleston a pesar del disparate general, salva la papeleta y sigue siendo uno de los personajes menos blancos del Marvel, y por lo tanto, más interesantes.
De los nuevos llegados, Cate Blanchett hace lo que puede con una archienemiga encefalograma plano, pero que impone lo suficiente y muestra cierto carisma. También destaca la guerrera alcohólica Valkiria, interpretado con solvencia por Tessa Thompson que aporta frescura, y es un contrapunto femenino interesante para Thor. El resto de secundarios, Idris Elba (Heimdall) y Anthony Hopkins (Odín), cumplen su función complementaria al camino del héroe. Otros como Karl Urban o Jeff Goldblum son completamente prescindibles en un producto ya de por sí, cargado de limitaciones.
Entretenimiento sin demasiadas pretensiones
En definitiva ‘Thor Ragnarok’ no aporta nada nuevo, pero mejora a sus predecesoras. Entre otros motivos porque el listón estaba en el inframundo y porque por lo menos cumple como producto 100% de entretenimiento, (sus dos horas de duración, pasan en un instante). Además la cinta tiene elementos que encajan bien en el estilo cinematográfico de Marvel: un equipo de superhéroes, una villana todopoderosa, una amenaza inminente y un buen número de batallas CGI, peleas y persecuciones ultra-vitaminadas.
Waititi juega y apuesta al máximo por la comedia, aprovechando el rebufo de otras producciones ligeras y desacomplejadas de Marvel. Sin embargo el cambio es demasiado brusco y al contrario que éstas, no está tan equilibrada a nivel dramático. El director neozelandés se pasa de frenada, eliminando todo tipo de trascendencia a un personaje del peso e importancia del dios nórdico. El Ragnarok no es más que una pieza añadida de ese rompecabezas que culmina en las inminentes ‘Infinity Wars’.
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