Tron Legacy (3D): Opinión

 

Sam Flynn

‘Tron’ (1982) fue para los ochenta más que filme representativo, un concepto, una idea, un borrador de lo que podía ser el cine en el futuro, significaba una revolución ver mezcladas imágenes generadas por ordenador (CGI) con imágenes reales. Hoy en día la senda que empezó a trazar la mítica cinta de Disney, es el hábitat natural del cine contemporáneo, la integración es tal, que dentro de pocos años será difícil distinguir entre real y ficticio.

Más allá de esos cimientos (que la han aupado a ser filme de culto), la original cinta dirigida por Steve Lisberger se distinguía por ofrecer más buenas intenciones que un producto realmente consistente, y no se alejaba demasiado de otras propuestas de cine de aventuras para un público más bien infantil y poco exigente, sin embargo hay que reconocerle un punto de personalidad y estilo necesarios para sobrevivir durante tantos años y las comparaciones más odiosas. (No olvidemos que 1982 fue el año que se estrenó ‘Blade Runner’).

La historia de ‘Tron Legacy’ se desarrolla veinte años después de la desaparición en circunstancias extrañas de Kevin Flynn (Jeff Bridges), creador del videojuego más vendido de la historia y líder de la multinacional Encom, compañía que ha heredado su hijo Sam (Garret Hedlund) y que ha dejado en manos de codiciosos directivos, entre ellos Alan Bradley (Bruce Boxleitner, Tron del film original). Bradley comunica a Sam que ha recibido un mensaje de su padre, proveniente de su antiguo salón de juegos, y este a pesar de sus dudas, visita para descubrir una oficina secreta y la entrada al mundo virtual de ‘Tron’ y donde se propone hallar el paradero de su progenitor.

 

Arco de Triunfo de Tron

Un clásico actualizado al siglo XXI

‘Tron Legacy’ es una secuela que muchos pensaran que llega tarde, personalmente creo que llega en el mejor momento que podía llegar, ante la consolidación del cine digital y el auge del 3D, que pretende como en su momento propuso la cinta original, añadir una dimensión de sensaciones y experiencias dentro de una sala de cine, y esta película en ese sentido es espectáculo puro, puesto que está realizada en gran medida para disfrutarla en la gran pantalla y en todas sus dimensiones.

Desde luego quizás esté sea el film que mejor y más consecuente uso le da al formato 3D (más que incluso en ‘Avatar’), puesto que la utilización de las gafas 3D sólo es necesaria cuando nos adentramos al mundo cibernético de ‘Tron’. Pero en esta inmersión no sólo apreciamos ese cambio tecnológico apabullante sino que nos damos cuenta que en este universo particular, sobresalen dos conceptos: evolución y generación. (Quintaesencia y transfondo de este film y quizás de esta saga).

No hace falta decir que para Disney se trata de otra gran apuesta (170 millones de dólares de presupuesto lo demuestran), sin embargo y quizás contra pronóstico ‘Tron Legacy’ sale victoriosa de casi todas las batallas que se le presentan, gracias en gran medida a la labor de su director, el debutante Joseph Kosinski (llegado del mundo del spot televisivo) que se preocupa por dar un equilibrio entre la narración y los impactantes efectos visuales y sonoros, con un excelente sentido del ritmo, un montaje ejemplar y además añadiendo guiños al primer film.

 

Batalla de discos

El universo de Tron en su máximo esplendor

Desde el primer momento tenemos escenas que nos evocan al pasado: cuando aparece el pequeño Flynn en su habitación decorada con el póster del videojuego (para nosotros la película) original, la entrada a la mítica sala recreativa al son de una música más que ochentera (La banda Journey, que participaron en la BSO del primer film) y sobretodo muchos de los elementos virtuales del universo futurista de TRON: las batallas de discos, las naves en forma de arco del triunfo, los jets espaciales o las famosas motos de luz. Además Kosinski no esconde sus influencias, y está secuela nos recordará por momentos a clásicos de la ciencia ficción como ‘Blade Runner’, ‘Star Wars’ y ‘Matrix’. Todo ello bajo un ambiente sonoro excelente, no sólo a nivel de efectos, sino por una banda sonora acertadísima que nos pone en situación a cargo de la banda francesa de música electrónica Daft Punk (acompañados por el gran compositor Bruce Broughton).

Sin embargo no todo son luces en el universo cibernético: después de un primer tercio notable, desde la entrada al mundo virtual el guión comienza a divagar entre los tópicos del cine más comercial y una metafísica de lo más básica, sin decantarse por un lado u otro, por lo que cuanto más avanza la trama, más deja ver sus vergüenzas.

Uno de los defectos principales, es que al contrario que otros filmes del mismo género como ‘Matrix’ que se toman la molestia (necesaria, por otro lado) de dar una explicación al espectador para conocer las normas y leyes del universo particular, en ‘Tron’ todo va sucediendo sin que sepamos si existe un peligro real o no, por lo que entre deducción y deducción, no acabamos de involucrarnos ni con los protagonistas, ni con su situación. Por otro lado, es curioso que pese al excelso avance tecnológico del CGI, ‘Tron Legacy’ demuestra que aún queda camino por recorrer en la perfección virtual, puesto que las recreaciones digitales de Jeff Bridges, aunque están claramente trabajadas y cuidadas, ni sobresalen, ni impresionan.

 

Kevin Flynn
Jeff Bridges vuelve al papel de Kevin Flynn/Clu

El nivel de los intérpretes, no pasa de correcto

Las interpretaciones son irregulares, donde los secundarios fracasan: Olivia Wilde (Quorra) poco tiene que hacer ante su soso papel de la chica de la función y Michael Sheen (Castor) resulta irritante y sobre-actuado en un papel tan plano como innecesario, en cambio en los papeles de peso destacamos a Garret Hedlund (que recuerda al joven Mark Hamill de ‘Star Wars’) que cumple con creces en su acertada función de anónimo protagonista, y por supuesto el gran Jeff Bridges que brilla con solvencia en su difícil tarea de encarnar al veterano maestro creador (Kevin Flynn) y al siniestro villano digital (‘Clu’). Sin embargo a Bridges sé le vislumbra cierto desdén ante un producto que quizás no le interese como antaño.

Aún y así, salva los muebles dando veracidad a la relación padre/hijo que se presenta fundamental para el desarrollo argumental y a pesar de estar encajada un poco a destiempo, es lo único destacable y que funciona del último tercio del film, que ante la escasez de ideas y sorpresas de sus guionistas (Eddy Kitsis y Adam Horowitz, habituales de la serie ‘Lost’), Kosinski vuelve a apostar por la sobredosis adrenalítica y visual, cual videojuego de última generación se tratase.

 

Quorra
Olivia Wilde es Quorra

Una experiencia audiovisual recomendable

A ‘Tron Legacy’ se le podrá acusar de ser demasiado pretenciosa y artificial, con una historia sencilla y sin sorpresas. Pero sin embargo es innegable que gracias al potencial de su arsenal tecnológico, y la maestría creativa de su director, nos aporta toda una experiencia de cine a nuestros sentidos, la experiencia del universo ‘Tron’. El paso del tiempo dictará sentencia, para ver si serán suficientes argumentos para igualar o superar los éxitos de su predecesora que pese a sus numerosos defectos, y evidente imperfección, fue revolucionaria.

 

Mi puntuación: 7

 

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