Sitges 2013: Possession (Sapi). Opinión

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Brillante Mendoza, uno de los más reconocidos directores del cine filipino, siempre admite tener cierto apego al cine de terror. Algunas de sus cintas más aclamadas, como ‘Kinatay’ (2009) ya mostraban cierto punto terrorífico, aunque habría que esperar a 2013 para que con ‘Possession‘ nos ofreciese su eclosión definitiva hacia el horror… Pero eso es solo la teoría, ya que en la práctica yo no he visto en Sitges la gran película de terror que estaba esperando.

‘Possession’ nos cuenta como en la gran urbe de Manila dos cadenas de televisión luchan por conseguir la mejor exclusiva. No buscan una pelea entre famosas o el gran escándalo político: quieren filmar la posesión más real que se haya podido ver.

Con este punto de partida, Mendoza inicia un relato que bebe del cinema verité, con una manera de rodar muy naturalista y unos actores, que si bien son profesionales, parece que actuen sin que una cámara se interponga. Este es el gran acierto del cine del filipino, una puesta en escena si artificios, que es, a priori, un recurso más para que entre espectador e historia haya menos intermediarios.

 

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Mucho ruido y pocas nueces

Así, no se le puede negar a Mendoza que sabe usar los recursos técnicos del cine, pero no puedo decir lo mismo de la narrativa: tras ver ‘Possession’ me he dado cuenta que es un gran experto en no contarte nada haciendo uso de una gran (y falsa) trascendencia.

El gran problema de ‘Possession’ es que no se posiciona, no ahonda en nada, y todo queda como un relato vacío donde no sabemos qué es lo que quería contarnos el director. Su arranque como película sobre medios de comunicación es excelente y la cosa promete con cierto elemento de drama social, pero la película hace aguas en su intento de acercarse al cine de género, con cuatro sustos previsibles y una banda sonora gratuitamente introducida en momentos de supuesta tensión.

 

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Ni terror, ni tensión = Desconexión

¿Era necesario, en determinado punto, prometernos más elementos de terror que luego no ofrece? ¿Para que se abre una interesante trama legal que luego no se resuelve? ¿De verdad cree Mendoza que despertará al espectador aletargado con una secuencia pretendidamente provocadora a escasos minutos del final? ¿Por qué un final tan abierto cuando ya nos da igual lo que les pase a los protagonistas?

‘Possession’ juega con la indefinición de géneros y con el dejar vía libre al espectador de imaginar por qué ocurre lo que ocurre, pero en vez de lograr eso logra su desconexión, el no comprometerse e ir a muerte con ninguno de los frentes abiertos de la trama.

No niego que Brillante Mendoza es valiente por tratar al espectador inteligentemente, pero si en otras de sus películas era una virtud en `Possession’ es un fallo: realmente nos da la sensación de que la mezcla de géneros le venía grande y que deja vía libre al espectador simplemente porque no sabe cómo desarrollar las 3 tramas paralelas de la historia.

La verdad es que de un director de (nuevo) culto como Mendoza espera un acercamiento al terror más valiente y provocador, por lo que la decepción con ‘Possession’ ha sido mayúscula.

 

Mi puntuación: 3

 

 

 

 

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